top of page
Buscar

¿En el cole come de todo y en casa no prueba nada? Esto es lo que pasa

  • albimegias22
  • 5 jun
  • 3 Min. de lectura



¿Te has preguntado por qué tu hijo, que en el colegio come sin problema, se niega a probar bocado cuando llega a casa? ¿Por qué allí se come la fruta, el pescado y las lentejas, pero en casa te mira con cara de horror ante el mismo plato? Muchas madres sienten frustración, dudas e incluso culpa al ver esta diferencia. Hoy quiero ayudarte a entender qué está pasando y qué puedes hacer para acompañarlo desde un lugar de más calma, conexión y confianza.


En el colegio come de todo... ¿y en casa nada?


No estás sola. Es una consulta frecuente que recibo en terapia y en mis talleres. La escena suele repetirse: en el comedor del colegio te dicen que tu hijo come bien, prueba de todo, incluso repite. Pero en casa, todo son quejas, rechazos y discusiones. Esto no significa que lo estés haciendo mal. Significa que en casa se siente lo suficientemente seguro para mostrarse tal y como es.

Y eso, aunque incómodo, es una gran noticia.


¿Qué está pasando realmente?

Hay varios factores que explican esta diferencia, y no todos tienen que ver con la comida en sí:


1. El entorno escolar estructura y exige

En el colegio hay rutinas muy marcadas: todos comen al mismo tiempo, hay reglas claras, poco margen para elegir y un adulto que supervisa sin tanto vínculo emocional. El niño se adapta porque siente la presión del grupo y del entorno. No hay espacio para negociar ni para conectar con su apetito real. Simplemente, come.


2. En casa hay vínculo, emociones y libertad

En casa, tu hijo puede expresar lo que siente. Puede mostrarse más cansado, más irritable, más demandante… o simplemente más auténtico. El hogar es el lugar donde se sueltan las emociones contenidas durante el día. Por eso muchas veces el conflicto no es con la comida, sino con todo lo que arrastra emocionalmente ese momento.


3. El cansancio físico y emocional pesa más

Después de una jornada escolar intensa, tu hijo está agotado. El cansancio disminuye el apetito, la paciencia y la regulación emocional. Si además se siente presionado, es normal que reaccione con rechazo o incluso rabietas.



Cómo acompañarlo sin frustrarte (ni desgastarte)

Aquí van algunas claves prácticas desde un enfoque emocional y educativo:


💬 1. No lo vivas como un rechazo personal

Que no coma en casa no es culpa tuya ni va en tu contra. Significa que se siente lo bastante seguro para decir “no” sin miedo. Y eso, aunque te remueva, es un signo de confianza.


🤲 2. Crea un entorno de calma, no de exigencia

Evita frases como “¡pero si en el cole te lo comes!” o “¡no puedes quedarte sin cenar!”. Estas frases solo aumentan la tensión. En su lugar, puedes decir: “Hoy no tienes hambre, está bien. Aquí estará la comida si la necesitas más tarde”.


🍽️ 3. Ofrece opciones sencillas y conocidas

En lugar de preparar platos complejos o “compensatorios”, opta por cosas que sepas que suele aceptar. No hace falta inventar cada día. Prioriza la familiaridad y la sencillez.


👩‍👦 4. Conecta antes de ofrecer

Muchos niños necesitan primero reconectar emocionalmente antes de poder comer. Jugar 10 minutos juntos, leer un cuento o simplemente estar presentes puede marcar la diferencia.


⏳ 5. Permite que se relaje el ritmo

A veces solo necesita un poco más de tiempo. Si llega muy saturado del cole, no lo sientes directamente a comer. Dale un espacio para transitar ese cambio de ambiente.


¿Y si esto se mantiene mucho tiempo?

Si esta situación se repite constantemente y empieza a afectar al vínculo, a su salud o a tu bienestar emocional, es importante pedir ayuda. No porque haya algo "mal" en tu hijo, sino porque tú también necesitas sostén.

La crianza respetuosa también implica acompañarte a ti en ese proceso.


En resumen

La diferencia de comportamiento alimentario entre el cole y casa no es un problema, es una señal. De confianza, de vínculo y de necesidades distintas según el entorno. Tu hijo no necesita que lo obligues a comer: necesita que lo entiendas, que lo acompañes y que le muestres que estás ahí, incluso cuando dice “no quiero”.

Y tú, mamá, no tienes que saber hacerlo todo sola. Si esto te remueve, si sientes frustración o te gustaría mejorar el ambiente en casa, escríbeme. Estoy aquí para ayudarte a transformar el momento de la comida en un espacio de calma, conexión y respeto mutuo.

"A veces no es que no quiera comer. Es que necesita otra cosa antes: sentir que le miras con amor, incluso cuando dice que no."

¿Te gustaría que preparáramos juntas un plan de acompañamiento más adaptado a tu familia? Envíame un mensaje y hablamos.

 
 
 

Comments


bottom of page