Cómo recuperar la salud de tus hijos en verano con retos diarios fáciles y divertidos
- albimegias22
- 22 ago
- 6 Min. de lectura

¿Notas que en verano todo se descontrola un poco con la alimentación y la salud de tu familia?Es normal: los horarios cambian, hay más helados y refrescos de lo habitual, los niños se acuestan tarde y parece que las rutinas se pierden de un día para otro. Muchas madres me dicen lo mismo: “Siento que pierdo el rumbo, que mi hijo come peor y que en septiembre será imposible volver a los hábitos saludables”.
Y aquí quiero tranquilizarte: recuperar la salud en verano es posible. No se trata de dietas ni de prohibiciones, sino de volver poco a poco al equilibrio con retos diarios sencillos y divertidos que los niños disfruten. Porque cada pequeño paso suma, y lo más importante es que lo hagáis juntos como familia.
Por qué el verano descontrola tanto la nutrición de los niños
El verano tiene algo mágico: más tiempo libre, planes improvisados, comidas fuera de casa, abuelos que consienten (como buenos abuelos que son) y amigos con los que compartir. Todo eso es bonito, pero también puede romper de golpe las rutinas que durante el curso parecían estar asentadas.
Algunos factores que influyen:
El calor: disminuye el apetito, sobre todo para platos calientes.
El ocio: helados, refrescos, chuches y comida rápida se convierten en premios o parte del entretenimiento.
Los horarios: los niños se acuestan más tarde, se levantan más tarde, y las comidas se van desplazando hasta perder la regularidad.
Más permisividad: las vacaciones relajan límites, y eso está bien… hasta que se convierte en un descontrol.
¿El resultado? Niños más cansados, irritables, con digestiones pesadas o con menos defensas. Y madres preocupadas por cómo recuperar lo que tanto costó durante el curso.
¿Te suena haber dicho esto?
Quiero poner sobre la mesa lo que escucho con frecuencia en consulta y en talleres, porque seguro que te sentirás identificada:
1.“Solo pide helados, chuches y refrescos”La comida se asocia al ocio y parece que lo único que apetece es lo dulce o ultraprocesado.
Nos pasa también a los adultos. Casi siempre (hay días y casos para todo) un helado con extra de chocolate o unas patatas fritas nos apetecen más que una manzana. Nosotras sabemos que los ultraprocesados no deben ser tomados a diario y nos “frenamos” (y no siempre) Pero ellos simplemente siguen la lógica de: me apetece à me lo tomo.
En verano se dan más excesos, el cuerpo está más cansado e inflamado y como buen bucle también nos pide más, y se hace más cuesta arriba limitarnos y limitarlos.
2.“No tiene hambre y no prueba nada”El calor, la falta de horarios o el picoteo constante hacen que lleguen sin apetito a las comidas principales. El cansancio disminuye el apetito y también aumenta las ganas de azúcar (es pura química) Al no haber horarios definidos, quizá levantarse tarde o picotear en la piscina, cuando llega la hora de comer no tiene ganas. Respeta sus señales de hambre y ayúdale a identificarlas sin ser rígida. Si no cena una noche o almuerza más tarde no pasa nada, si necesita comer lo sabrá y lo hará.
3.“En casa de los abuelos o amigos come lo que quiere”Los diferentes estilos en cada entorno generan tensión y contradicciones, y muchas veces la madre siente que pierde el control. Pasan más tiempo fuera y cada persona hace las cosas según cree mejor. Cuando los niños pasan tiempo con ellas tenemos:
· Por un lado: respetar sus hábitos y costumbres y ser flexibles con sus rutinas o elecciones
· Por otro: también invitar o limitar a que se respete lo que suele hacerse en casa, con asertividad, sin imponer.
4.“Se acuestan tarde, se levantan tarde y ya no encajamos las comidas”
Ya lo hemos visto antes. Las rutinas de sueño cambian, y con ellas, también la organización de las comidas. Si se levanta tarde ofrece un desayuno más ligero o prepara el almuerzo un poco más temprano. Si cena temprano y se acuesta tarde, puede tomar una fruta o yogurt si lo necesita. Se trata, sobre todo, de que no caiga en el picoteo nocturno o a la 1 de la tarde porque ya tiene hambre y tome ultraprocesados para luego no comer comida.
5.“Tengo miedo de que mi hijo pierda los hábitos del curso”
El esfuerzo del año parece desvanecerse en semanas, y aparece la preocupación por septiembre.
Tranquila, todos tenemos capacidad de adaptarnos, sobre todo a rutinas que hacemos la mayoría del tiempo. Le costará un poco más, como a ti y a mí, pero no es imposible. De hecho cada año, si hacemos las cosas bien, nos sorprendemos de que su capacidad de adaptación es mucho mayor que la nuestra y a la hora de la verdad no les resulta tan difícil hacerlo.
Ve introduciendo estos hábitos poco a poco y acepta con tranquilidad que las primeras semanas pueden ser un poco caóticas para todas.
¿Te suena? Si es así, no estás sola. Y lo más importante: sí hay forma de reconducirlo sin convertir el verano en una guerra.
La solución: retos diarios sencillos para recuperar la salud
En lugar de enfocarnos en “volver a la perfección” o en “prohibir todo lo que no sea sano”, la clave está en dar pasos pequeños cada día.A esto me gusta llamarlo: mini-retos de salud familiar.
La idea es simple: cada día, un pequeño objetivo alcanzable, divertido y compartido. Así, poco a poco, recuperamos energía, apetito equilibrado y bienestar, sin dramas.
Algunos ejemplos de retos que puedes probar con tu familia:
1: fruta fresca en el desayuno
Un batido de melón, un cuenco de sandía o unas cerezas compartidas en la mesa. Refrescante, sencillo y nutritivo.
2: movimiento al aire libre
Salir a caminar después de cenar, jugar en el parque o montar en bici. La actividad física mejora el descanso y regula el apetito. Esto os va a ayudar mucho a pasar ese cambio y relajaros.
3: comida en familia sin pantallas
El reto no es el plato, sino la experiencia. Compartir la comida con conversación y presencia plena.
4: descanso temprano
Organizar una noche tranquila, con cuento incluido, para que el sueño se recupere.
Estas ideas las viven como un juego, no como una imposición, y suelen hacerlas sin mayor problema.
Esto es solo un “tentempié”, nunca mejor dicho. Al final te hablaré de una formación que incluye un mes entero de retos sencillos que podremos hacer juntas para ayudarte y hacerlo divertido.
Recuperar la salud en verano: una oportunidad
El verano puede parecer un enemigo de la nutrición consciente, pero en realidad también es una gran oportunidad:
Tenemos más tiempo para cocinar sin prisas.
Hay variedad de frutas y verduras de temporada riquísimas.
Hay más momentos en familia para crear hábitos nuevos.
Lo importante es replantear el enfoque: en lugar de culpabilizarnos por lo que se “pierde”, podemos mirar al verano como el momento perfecto para recuperar la salud con calma y diversión.
Conclusiones
Madre, si este verano sientes que todo se descontrola, recuerda esto: no necesitas grandes cambios de golpe, solo pequeños retos diarios. Cada acción cuenta y, poco a poco, tu familia puede recuperar energía, bienestar y hábitos saludables sin peleas ni culpas.
💡 Y si quieres ir un paso más allá, en mi curso de verano te acompañaré con un plan de retos diarios diseñado para que toda tu familia recupere la salud y el equilibrio de manera realista y divertida. Un espacio pensado para madres que buscan tranquilidad, herramientas y motivación.
Porque cuidar a tus hijos también es cuidar de ti. Y septiembre puede ser el mejor momento para empezar. 🌸
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